La metodología para innovar con éxito, según Carina Solsona
“Innovation management: from idea generation to operational excellence” fue el título de la ponencia impartida por Carina Solsona, Directora Senior de Ingeniería para la división de “Fabric Care” Europa e IMEA, de Procter & Gamble, durante la jornada sobre estrategia, innovación y nuevos retos organizada por INDPULS en Vallformosa.
Carina Solsona acumula una experiencia de más de 25 años en la multinacional Procter & Gamble, durante los cuales, a través de su liderazgo y la innovación, ha contribuido al crecimiento global del negocio en un 40% y al aumento de beneficios en un 60%. Ha logrado estos éxitos mediante la optimización del diseño de la cadena de suministro y promoviendo un cambio profundo hacia la excelencia operativa, facilitado por la automatización y la transformación digital. Con un equipo de 400 ingenieros a su cargo, su liderazgo transformador ha dejado huella en diversos mercados, incluidos EE. UU., América Latina, Europa e IMEA (India, Oriente Medio y África).
La conferencia de Carina Solsona dirigida a los socios de INDPULS se centró en la metodología que utiliza para asegurar el éxito de la innovación.
“La innovación no es tener ideas, es hacerlas realidad desde el principio hasta el final, de una forma que aporte valor y que sea rápida, económicamente sostenible y con la eficiencia productiva adecuada. Empezamos con una idea, pero debemos acabar con una cadena de valor eficiente, sostenible y con los mejores resultados posibles”, explicó la directiva de Procter & Gamble.
El marco de innovación propuesto por Solsona se basa en tres partes diferenciadas. Parte de un aprendizaje de ciclo rápido para filtrar las ideas, pasa por un proceso de preparación técnica para descubrir cómo hacer funcionar la idea, y termina con la gestión del ciclo de vida de la innovación, es decir, no detenerse en la innovación puntual y continuar trabajando en una mejora continua.
“¿Deberíamos trabajar en ello?”
Para la primera fase, Solsona aplica una metodología que creó hace unos ocho años y que sigue funcionando, la cual ayuda a filtrar y validar las buenas ideas. “El proceso tiene cinco etapas y comienza con una pregunta muy potente: ‘¿Deberíamos atacar esta idea? ¿Deberíamos trabajar en ella?’. Para responder a esta pregunta, hay que considerar cuál es el problema, qué podemos lograr si le damos una solución, y si hay un cliente que lo necesite”, expuso.
En segundo lugar, se debe valorar el cómo, y aquí aconseja formar equipos pequeños y multidisciplinarios. “A mí me funcionan los equipos de tres personas. Por ejemplo, una persona de ingeniería, una de investigación y otra de operaciones. A este equipo se le da flexibilidad y un presupuesto limitado, así como un coach o sponsor para guiarlos y proporcionarles más recursos si es necesario. A partir de ahí, debemos aplicar la matriz LoFA (Leap of Faith Assumption) para detectar aquellas oportunidades que necesitan más evidencias y aquellas que tienen más potencial de eliminar el proyecto. Es un proceso en el que interviene la intuición, porque hay muchas suposiciones”.
La tercera etapa de esta metodología consiste en construir y medir. En esta fase de prueba se deben establecer calendarios con hitos, que sirven para valorar qué se puede aprender y concluir en cada ventana de tiempo, a 15, 30 y 60 días. “Es muy importante dar estos marcos temporales para los entregables y establecer medidas de éxito, criterios de valoración”.
En el siguiente escalón, llega el momento de hacer la validación, un proceso que también debe basarse en métricas para decidir qué funcionará y qué deberá descartarse, antes de realizar inversiones significativas. Se trata, entonces, de validar el producto mínimo viable (MPV), para reducir la incertidumbre en el lanzamiento de un nuevo producto o proceso.
En quinto lugar, Carina Solsona aplica el semáforo de las tres Ps: pivot, persevere y pass. Es decir, en palabras de la ponente, “algunas ideas necesitan iteraciones, tienen buena pinta pero necesitan retroceder y volver a intentarlo; con otras ideas hay que perseverar porque vamos por buen camino y se cumplen las métricas; y otras no funcionan, por lo que hay que descartarlas. Es un proceso iterativo que debe derivar en un aprendizaje”.
“Cómo hacer que las cosas funcionen”
La segunda fase del marco de innovación de Solsona se centra en el proceso de preparación técnica para lograr que el nuevo producto o la nueva tecnología funcionen, y aquí la clave es concebir la innovación como una transformación y aprender en cada paso.
El modelo de las 5 Ms es la propuesta de Solsona para esta fase. Son cinco subfases definidas por la M de su inicial en inglés: Model, Mini testing, Macro testing, Manufacturing y Measure. Estas subfases se solapan bastante al principio, pero a medida que se avanza en el proceso hay cada vez menos solapamiento. La última subfase, eso sí, se prolonga durante todo el proceso, ya que interviene en todas las subfases. “Cuanto mejor trabajemos la primera subfase, mejor irán las siguientes, gastarás menos recursos y todo será más eficiente. Siempre se debe trabajar con un plan, con métricas de validación y una planificación que admita cierta flexibilidad, todo enfocado al aprendizaje y la mejora continua”.
Ciclo de mejora continua
En la tercera y última fase de la innovación, Carina Solsona habla de la gestión del ciclo de vida de la innovación: “Hay pocas innovaciones disruptivas y muchas innovaciones incrementales. En el mundo digital esto es muy claro, porque por ejemplo tenemos las diversas versiones de un programa informático o de una app. Pero la mejora continua debe plantearse en todas las innovaciones, también para productos. Antes de que una innovación quede obsoleta y tengas que retirarla del mercado, debes mejorarla constantemente”.
Como conclusión, Solsona enfatizó cuatro puntos:
- Organización: elige los equipos adecuados y construye la mentalidad correcta hacia el crecimiento, porque la innovación debe formar parte de la estrategia de un negocio.
- Velocidad de disrupción: la innovación debe ser algo flexible, guiada por criterios de éxito y no tanto por el tiempo. Poner tiempo a la innovación impide que los equipos se desarrollen, pero en los casos en que sea necesario acelerar, dar un marco metodológico, ritmo y herramientas al equipo ayuda a reducir el tiempo de desarrollo de las soluciones.
- Detenerse a tiempo si es necesario: enamórate del problema que necesitas resolver, no de la solución que hayas propuesto, porque esta puede cambiar (y seguramente lo hará).
- Integrar la innovación de extremo a extremo para una mejor excelencia operativa, incluyendo sostenibilidad, infraestructura para la transformación digital, el futuro marco legal y la creación de valor según el plan estratégico de la compañía.
“Este es un método muy organizado para innovar, pero lo primero de todo es no tener miedo porque el miedo paraliza. Hay que tener una ‘mentalidad de crecimiento’ y no decir ‘nunca’, siempre pensar cómo se puede seguir mejorando. No debemos esperar al plan perfecto, hay que empezar, aprender, probar…”, añadió esta líder que, a lo largo de su carrera, ha conseguido convertir los retos en oportunidades destacables.
Fue una ponencia realmente didáctica que los socios de INDPULS siguieron con mucho interés, conscientes de la importancia de la innovación en el sector industrial.